El Artista Es Libre (Diego Farto-La Tribuna de Ciudad REal)

19 de Abril del 2010 a las 21:19:05 0 Leído (591)

Emiliano Vozmediano / Pintor «El artista es libre» DIEGO FARTO / CIUDAD REAL Emiliano Vozmediano es un artista capaz de seguir mil vericuetos en su conversación, pero con una planteamiento muy claro, en el arte no tienen sentido los dogmáticos, porque al final, cualquier artista es libre de seguir el camino que prefiera. ¿Cuándo dio el paso hacia la profesionalización? Es como el que le gusta cantar y canta no sabe desde cuándo. En mi caso es parecido, me presenté a un concurso de dibujo en Puertollano y me dieron el primer premio, una caja con colores, un caballete y una carpeta, a partir de ahí empecé a incorporar el color, a meterme a pintar. Fue un punto de inflexión a partir del cual vi una oportunidad en lo económico o en lo material, porque en realidad, hasta esa época no iba a sablear a mis padres. ¿Y de ahí hasta asentarse? A raíz de ese concurso fui a otro, luego a otro. Empiezo a picarme y a entender de qué va la cosa, empiezo a conocer el mundo de las galerías, el de los concursos. Con eso empiezo a obtener premios, a exponer y te vas liando. ¿Cómo fue aquel primer concurso? Era en el Paseo de San Gregorio, nos dijeron «el tema es libre, dibujad lo qué queráis y traedlo a la una», yo cogí mi bloc y lo que dibujé fue la fachada de la Casa de Baños. Aquello parece que gustó. Pero antes del concurso, ¿ya mostraría inclinaciones? Para entonces yo ya conocía a gente que andaba en el mundo de la pintura. A mí el color me gustaba mucho, me acuerdo que en aquella época, en mi pueblo, en Solana del Pino, veía libros con imágenes de cuadros que me impactaban un montón, por ejemplo, El entierro del conde de Orgaz u obras de Velázquez. Tenía la curiosidad de cómo se podía llegar hasta ahí. Realmente no sabía que se podía vivir de la pintura hasta que empecé a ganar concursos. ¿De dónde viene el interés por el paisaje? La naturaleza es abrumadora. Cuando era un niño me impresionaba cuando salía por las mañanas de la puerta de mi casa directamente al campo. Veía los encinares, la montaña, las sombras de las nubes sobre la tierra y alucinaba. Pero en el pueblo no teníamos cámara fotográfica ni nada. Era una población minera en la que el mundo del arte prácticamente no existía, no era algo asequible a la realidad familiar. Eran tiempos duros. Pero no me lamento para nada de aquel pasado, poco a poco vas aprendiendo. Una vez que aprendía a representar objetos vi que tenía que buscar una forma de expresión particular y luego vas elaborando otros esquemas, vas alcanzando eso que se llama una madurez. Puesto que sus comienzos están muy ligados a los concursos, ¿cuál es su ventaja y su inconveniente? Los concursos, a mi entender, tienen una ventaja, te ayudan a tener un eco y te dan un repercusión económica, que es estupendo. El inconveniente es que algunos están muy bien manipulados. De veinte años hacia aquí, han aumentado muchísimo. En general hacen una tarea magnífica, porque ayudan a muchos artistas. Lo que ocurre es que con el paso del tiempo algunas personas han aprovechado para manipular. Dentro de esos están los que creen que el arte se divide en dos, entre los artistas figurativo-realistas y los abstractos, pero en realidad cualquiera puede expresarse como quiera y cambiar al día siguiente. Es libre. Además, últimamente se están mezclando las cosas. Hay concursos a los que se presentan pintores y diseñadores gráficos y dan un único premio al que ha manipulado una fotografía. Eso es injusto, si un premio es de pintura es sólo para pintores, sino hay que hacer secciones de pintura, escultura, diseño gráfico...

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