LA VIDA ES SUEÑO

10 de Diciembre del 2010 a las 08:50:13 0 Leído (167)


“Toda la dicha humana
en fin, pasa como un sueño”
Pedro Calderón de la Barca

I
Si nacer es delito. Tú has nacido
a la vida que es sueño, vida oscura.
El alba ofrenda a tu alma, a su espesura,
el terrible elixir de un tiempo herido.

Las violentas cadenas, el olvido
no deshojan tu ley ni tu postura.
La arcana soledad se torna dura.
Entre ser y no ser tan sólo has sido.

Y creces a la sombra del espanto.
La deidad de la luz teje el encanto
y libre de otro sueño eres el Hombre.

No habrá torres que urdimbren laberintos
y en la onírica voz de tus instintos
tal vez la soledad tenga tu nombre.

II
¿La vida es sueño? Sabes Segismundo
qué oscuro laberinto que es la vida:
No conocer el punto de partida
que engarza, al fin, tu sueño vagabundo.

Encarcelado en torres, gemebundo...
La noche invoca el templo de una herida.
Soñando estás la tierra prometida...
¿Es sueño el despertar? ¿Es sueño el mundo?

Acaso en el clamor de alguna estrella
la magia inscriba en luz la arcana huella
de abrir tu ser al trémulo universo.

“Los sueños, sueños son”, dirás acaso
cuando en la luz oscura del ocaso
la onírica orfandad desnude un verso.

III
Hay en la torre un hombre que confina
su oscura soledad. Ante el destino,
la vida habla en su voz, albo camino
que es búsqueda interior y en fe se obstina.

La sombra, como un hada danzarina,
busca la ley que yace en su otro sino.
Y el hombre encuentra al hombre. El desatino
muere roto en la luz que se adivina.

Eres el otro ser que ya no eres.
Eres la bruma gris de esos ayeres
que son el hoy en busca del mañana.

Vive lo no vivido de tal modo
que la suma de todo sea el todo
y el alma, azul torrente de agua arcana.

IV
Despierto estás soñando lo que no eres.
Despierto ves la luz, la sombra, el mundo.
El tiempo es más que tiempo, Segismundo.
El cielo no es tan cielo y lo prefieres.

Príncipe de la bruma, acaso hieres
la ley que es condición de lo errabundo.
El sueño es realidad y en lo profundo
extingues la otra sombra y ya no mueres.

Despierto estás, soñando realidades.
El divino arrebol de otras edades
te lleva a desandar el universo.

Despierto estás, desnudo de ti mismo,
buscando en tu otro ser ese espejismo
de ser y sólo ser sueño disperso.

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