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Las mujeres de Klimt

01 de Octubre del 2012 a las 17:11:39 0 Leído (670)

Las mujeres de Klimt.
El beso
Mayo 5 de 2008

Las pinturas de Klimt de las que te voy a hablar han llamado mi atención especialmente y en este año de tratar de analizar de manera más profunda -vinculadas mis emociones y mis cortos conocimientos de pintura- el asunto, encuentro algo bellísimo... ¿será muy peligroso vincular a un pintor con la vida misma del espectador-crítico de su obra? No lo sé, pero deseo contarte de eso, deseo que seas partícipe de esto y me ayudes, quiero que compartas mi sorpresa. Estoy alegre y sin duda Klimt va unido a esto, pero también tú, y no me importa decírtelo así sin más (sé que a veces mis correos son densos, qué enredos, qué enredos) puede que muchas cosas no anden bien, pero...

Hay unas cuantas obras en las que la alegoría del beso juega un papel único: Love (¿la recuerdas? los amantes, él, a mi modo de ver, fantasmagórico, y ella, la mujer con vida), el famoso Beso, con esa mujer cuyos pies están a punto de salirse de la primavera; el Beso al mundo entero (un hombre Sol y una apenas dilucidada mujer detrás de él); el abrazo de "La satisfacción" en el friso Stoclet (es el mismo del Árbol de la Vida, se encuentra al lado derecho), el broche a Emilie Flöge que te mostré hace unos días, recordándonos que el símbolo de la pareja fue un beso, y quizá haya más... A modo de dato curioso, a Emilie no le gustó el único cuadro que Klimt hizo de ella, pero muchos piensan que los besos se hicieron tomándola a ella de modelo. Vamos a ver si logro algo con todos estos datos.

Amor es en definitiva el cuadro que más me gusta, aunque es de su primera época y eso se nota en el realismo que tiene. Como todo pintor de esa época, cada vez la realidad le importaba menos y se preocupaba más por las cuestiones del simbolismo, por un lado, y por el color (como Cézanne, o Matisse, ¿recuerdas?), la forma, otro tipo de discusiones. Su primera época sí fue realista, casi fotográfica, y eso es tan bello... Amor ya trae consigo esa idea del espíritu y la carne, la separación inevitable entre ambos.

Eso me parecía (¿me parece?) maravilloso, el beso es algo demasiado sublime en esta alegoría para ser representado. De hecho el beso es muy puro, aún significa demasiado (¿recuerdas aquellas palabras sobre lo "sagrado" de los besos?) como para que el pintor lo quiera plasmar. Pero esa imagen es repetitiva: cada vez más juntos... cada vez más... Aunque el mismo Beso, el famoso, no sea más que un beso en la mejilla... a veces me parece que la mujer retira intencionadamente su boca un momento antes, y ese hombre dominante de cuadros negros no puede robarle sus labios así la tenga arrodillada y atrapada. Por ahí leí que él la arrodilla porque sabe que si ella estuviera de pie, sería mucho más alta que él. Quién diría...

Las mujeres de Klimt se caracterizaron por su fatalidad: cabellos rojos, ojos en éxtasis, poses sensuales... fatales para el observador masculino. Pero una postura feminista que podría poner a Klimt como un fabricante de mujeres-objeto-sexual no cabe en este lugar, sé si te conté, pero Laura Payne, crítica de arte, cuenta que lo más seguro es que si nuestro pintor no hubiera muerto, su estudio sobre la mujer nos habría llevado a algo fantástico, mira esto:

Adán y Eva (1917-1918)
"En esta pintura vemos a un hombre con los ojos cerrados en el momento de su propio éxtasis y culminación, a diferencia de la mujer. Ella mira hacia el observador con amor, y no con seducción. No es una mujer fatal, sino una mujer nueva, independiente, la que hace sucumbir al hombre, un cambio en el énfasis simbólico de Klimt..."

Así mi favorita sea la alegoría de El amor, el beso se realiza, el beso está ahí, ya hecho en otras obras. No es el beso una expresión convencional del amor. "Con amor, no con seducción"... no sé, no sé... pero el erotismo es, como siempre, algo sin palabras. Quizá por eso necesite compartir todo esto contigo... Acerca del famoso beso, dice la Payne esto:

El beso (1907-1908)
"...Representa el punto culminante del "periodo dorado" de Klimt, una especie de broche final de los estudios similares realizados a lo largo de su carrera, como el friso Beethoven, el friso Stoclet y la ilustración alegórica de 1895 sobre el Amor. Cada obra aporta una comprensión más profunda de la alegoría, que representa la unión mística entre el amor espiritual y el amor erótico, y la fusión del individuo con el cosmos."

No me arriesgo a escribir más hoy. Siento que le doy vueltas en espiral al "Árbol de los besos" pero lo gracioso de esto es que si finalizo con algo así como "Adiós, un beso" la cosa sería bastante desconcertante. Aunque puede que no. Quizás sea lo mejor: si dejo el beso por allá sublimado en la esfera de lo sagrado estaría haciéndolo mito, y tú, hombre des-mitificador... (although i know a kiss is something important for you, too). Sólo así, entonces, te mando un beso.

Lilith y Eva
Mayo 10 de 2008

Hay cosas que siguen rondando mi cabeza. Estuve releyendo lo último que escribí sobre la obra de Klimt y me canso a la vez un poco de hablar de sus mujeres... sin embargo, voy a tomar lo último que te escribí, sobre el amor erótico y el espiritual en esa última Eva. (¿Percibes eso tan gracioso de hablar de la última Eva? Como si dijéramos "comienzo final" o algo así.) Y bien, acaba de llegar una amiga aquí a mi cuarto y he podido explicarle las cosas que descubrí hace un momento y me tienen pensativa, su conclusión: ella prefiere ser Eva.

A qué voy con todo esto. Hasta ahora creo que no vas a entenderme nada de lo que te digo, así que me organizaré para explicarte esto. ¿Has oído el disco de Pedro Guerra titulado Hijas de Eva? Sólo me atengo a un dato: su última canción, Lilith. Lilith es, según una antigua tradición hebrea, la primera mujer de Adán. No mujer del todo, de hecho madre de todos los demonios, lechuza (esta parte me recuerda a Atenea y sus ojos glaucos...) en otras traducciones, mujer nocturna que decidió irse del Paraíso cuando notó que su marido quería someterla. Lilith se va, lo deja todo y en el Mar Rojo se reune con los demonios y es madre de ellos. Madre que roba hijos ajenos también, las mujeres hebreas protegen a los recién nacidos de los peligros de Lilith, eterna embarazada del semen desperdiciado de los hombres.

¿Fuerte, verdad? La leyenda no deja de impresionarme, pero más que eso me impresiona haberla encontrado en un cuadro bellísimo de Gustav, del que también había hablado una vez pero no recuerdo dónde dejé lo que escribí... En fin, el cuadro se llama La espera (I), la mujer embarazada nos mira, es delgada, su cabello rojo ensortijado, rojo también su pubis... manos sobre el vientre... esos rostros miedosos detrás de ella.

Te preguntarás por qué sé que es Lilith. Pues bien, Lilith -pocas veces representada- es descrita como una mujer seductora, de cabello rojo y cuerpo delgado. Vi una pintura que le hicieron, rodeada de serpientes, cara de placer... ¿sabes a quiénes me recuerda? A las Serpientes acuáticas, los Peces dorados, las Sirenas... incluso a Judith... En otras palabras, creo que es la "femme fatal" de Klimt.

Ahora enlazo lo que te venía diciendo. Pensar que todo esto proviene del primer paréntesis que puse al comenzar esto, donde te hablaba de lo curioso de la última Eva. Pero es cierto, hela aquí, Pedro Guerra pone a Lilith de última en su disco y a Eva de primeras... Klimt hace lo contrario, y durante toda su vida nos llenó de mujeres fatales para morir antes de entregarnos a la mujer de la dulzura, a la Eva espiritual (¿ágape?) y mi amiga, después de oír todo lo que le conté, me dice que prefiere ser Eva.

Yo no sé, y eso no quiere decir que prefiera la fatalidad... ni que no pretenda lo inmortal, como dirían Silvio y Aute en "Alevosía", nuestra canción... Hablo de la conjunción, hablo de lo que es la mujer… de la mujer que es mito y desmitificación... la que no fue sometida a esas dialécticas o más bien sí, y en el loco eje simbólico barthiano se encuentra justo ahí, desestabilizando, haciendo que la historia capture al lector realmente porque desequilibra la lucha antinómica: mujer piel y alma, qué manera tan aproximada de decirlo, el tema favorito de Klimt: simplemente la mujer.

A veces siento que eso es lo que algunas posturas feministas no entienden. Quizá es eso lo que me disgusta de ellas: pretenden a Lilith. ¿Acaso el cuadro de Klimt fue terminado? Quedó a la espera y esa Eva no es sólo espíritu: mírala ahí desnuda y bella (tengo su imagen justo a mi lado y la veo con su ancha cadera y su cabello rubio. Ella es más real que la mujer de Deseo, delgada e incluso indefensa, es más real en su proporción, incluso en su actitud... ¿real es una buena forma de decirlo? No hablo de realismo, sino de esencia, así suene gracioso en mí), la dicotomía del estudio de la mujer... Las feministas se abanderan en Lilith y no se dan cuenta de que Lilith no es más que una mujer de triste vida, no se dan cuenta de que no es más que una mujer fatal en su cuerpo y cuya defensa es únicamente su cara de placer. Yo pienso que Adán está oculto y oscuro detrás de Eva porque ella no es Lilith sino Eva. Porque la ama precisamente en esa no-voracidad. La ama. Porque la mujer resguardada en su cuerpo no llega a ser más que lo que el hombre machista desea de ella: objeto de placer.

Lilith se transformó fonéticamente hasta traducirse en Lechuza según la Biblia, dice un chismorreo de esos que circulan por la red, Atenea nace de la cabeza de su padre, armada y Parthenos -virgen- por siempre con la Gorgona en su medallón para impedir que cualquier hombre se le acerque y con la Verdad Desnuda -otra mujer sensual- acompañándola. La fatalidad de la Virgen, todo otro tema klimtiano por explorar... No sé, pero sé que ya me cansé y escribiré después sobre esto...

En en la maravillosa contradicción auto-impuesta por el lenguaje no deseo reposo, sólo verme también como mujer y mujer que ama. ¿Lilith o Eva? La Lilith de Guerra tiene algo que me llama la atención: Ni heroína, ni princesa, ni voluble, ni perversa, crece libre y no se deja someter. Quizá es el fondo de todo esto... ni una cosa ni la otra... ¿qué seré? Yo. (Y no falta el que se vuelve loco con el problema de la identidad en estos siglos esquizofrénicos de indeterminación.)

Mujer con sombrero
Mayo 23 de 2008

Será esta otra ocasión de hablarte de Gustav, de hablarte de lo impactante de esos dos cuerpos de barro, también, abrazándose como en el Beso de Francesca y Paolo en Rodin o ese Sueño... ese sueño que visita a su dama en la noche como algunas noches nuestras, sueño en un beso que llena y que no halla otra manera de decirse, como Zeus visitando a Dánae dormida... Beso que rememoramos, tratando de recordar el eterno, el del temor, el primero. El beso loco que quisimos repetir a ver si recordábamos la pausa y el silencio pero que terminó en desenfreno y el sueño se quedó con la dama pero nunca llegó, nunca durmió -hace dos años no pasa una sola noche de dormir sin incomodidad, y la única noche agradable, no durmió...-; mira esto, comienzo hablándote de Klimt y termino en Rodin, y ni siquiera en él tanto como en nosotros. Qué más da, si son besos y ellos entienden (¿entenderán?) de qué hablamos tú y yo...

Rodríguez Domínguez por no decir Descartes es un hombre loco. Buen observador, Silvio intuye toda una historia que no necesita más que cuatro canciones... ¿Recuerdas esa pequeña reproducción del cuadro Mujer con sombrero y boa, de Klimt, que te regalé hace un buen tiempo? Existe un álbum del amado Silvio, la tretralogía de la mujer con sombrero, que siempre recuerdo cuando veo el cuadro, y es además gracioso que no pueda encontrar el del "viejo Chagall" que menciona. Hoy me preguntaba, ¿qué querrá significar ese sombrero, a fin de cuentas?

La primera canción -y me quito el sombrero para que puedas tomarme-: Ella llega a él, es ella quien busca al amante, Silvio lo sabe: a a veces las mujeres podemos ser tan crueles, buscamos sin querer y terminamos lastimando, lo sé de buena fuente -mi vida, tantas veces...- sé que las mujeres a veces buscamos sin querer y atamos a un hombre, y somos nosotras quienes besamos, fui yo la que lo besó y me da pena mi crueldad, una historia que quizás tú conoces. Ella llega a él, en fin, y se supone que si ella se va, él no tiene por qué protestar. Lo sabe bien: se supone que eres un regalo que se me rompió enseguida y ahora, nada, lo de siempre, se supone que eres el sombrero de una fiesta, de esos de cartón para la ocasión... Mira que en esta ocasión ella no tiene un sombrero, ella es el sombrero... y cómo duele lo que se va y no vuelve, cómo duele lastimar sin desearlo, convertirse en el regalo roto, arriesgar y dañar al otro sin pretenderlo, echarse para atrás.

Una mujer con sombrero. Una mujer pierde su sombrero. A veces me pierdo, lo sabes, una mujer se ha perdido... y pienso por qué esa obsesión por pintar mujeres con sombrero en nuestros queridos artistas (Mi gran amiga me recordó a Grau, cómo no, cómo no mencionarlo hoy... genio de los sombreros). Eso sí, recuerdo que las mujeres de Klimt, las de sombrero, son mujeres no muy "decentes" y escondidas... debajo de tan gran accesorio sé que hay otra cabellera roja y fuerte -seductora- típica e insinuante de Gustav... ¿Quieres que te diga algunos nombres? Sólo para que te des cuenta de la magnitud de un accesorio (¿accesorio?, ¿sólo eso?) en la Pintura: Durero, Modigliani, Dalí, Schiele, Matisse, Chagall (no muy claro...), Renoir, Klimt, Cézanne, Monet, Manet, Rubens, Derian, Tolouse-Lautrec, Klee, Rembrandt, Rivera, Macke, Grau, Jacob (una mujer, Nadra de nombre, valdrá la pena observarla con cuidado), Picasso, por supuesto -y de todos los colores-; Kirschner, un alemán, contemporáneo de muchos de los que te digo, pintó una mujer que pareciera tener nombre de canción de Silvio: Desnuda y con sombrero (sombrilla, por qué no...).

Buscando la letra de la canción -cosa seria, la letra: dolor y temor, recuerdos, redes que se encuentran, como siempre...-, encontré hasta una obra colombiana: Desnuda con sombrero, de Arrieta Consuegra. La diferencia está en que la mujer está de espalda y el maravilloso sombrero es vueltiao ¡fantástico! Ahora un holandés: Vermeer tiene una extraordinaria (de las más bellas, si no la más, que he visto) mujer con sombrero rojo, Hay otra de él también, una famosa, la Dama de la Perla; también Degas y su dama en el tocador... pero quiero llegar a algo con esto... déjame pensarlo un rato más.

En el único cuadro de Chagall que se aproxima a la idea de Silvio, parece como si el hombre le hubiera quitado el sombrero a la mujer, tirado de un golpe. De un manotazo cae el sombrero y esa mujer quisiera cubrir su cara con sus manos. Como las antiguas judías, una mujer sorprendida en adulterio desea cubrir su cara, no su cuerpo, la vergüenza en el rostro, la vergüenza es que me reconozcan... Como siempre, sin embargo, la obra que más me llama la atención y en la que creo que centraré esto (si es que algo de lo que escribo tiene centro, a todas éstas) en la Mujer de mi querido Klimt.

Llega el óleo. La pintura. No se queda en una mujer con sombrero, la pinta él, Rodríguez la canta y yo hablaré de ella. Ella es la que se va de nuevo, esta vez se va, pero por culpa de ése mi verso favorito: la cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes, los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí. Ni el recuerdo los puede salvar. Ni el mejor orador conjugar. Así que no entiendo entonces cómo es que recuerdo tantas cosas de los amores pasados... será que no fue cobardía. O que mis asuntos son de humanos y no de amantes aún. O no los eran y ahora sí, ahora sí que estás... Y recuerdo a la Pizárnik cuando habla de pintura en el espacio y poesía en el tiempo... "Yo debiera pintar. La literatura es tiempo. La pintura es espacio. Y yo odio el tiempo y querría abolirlo. Pero ni la pintura. Hablo de poder expresarme en un arte que fuera como un aullido en lo oscuro, terriblemente breve e intenso como la muerte."

Las artes, música, pintura, arquitectura, poesía. Es Silvio quien intenta hablar de cuadros y llega a la música. Su música cantada es poesía, y mis escritos no se equiparan pero intentan algo, intentan lo que no logro cuando pinto. De todos modos vuelvo a Klimt más que a otro, así te vea en la raya verde a la mitad de Madame Matisse y no se entienda nada de lo que escribo. Sólo pienso que ese sombrero es ella y a la vez es mucho menos, es el que se quita para dejar ver su cabellera, es ella como en los cuadros, porque en estos pintores he encontrado la grandeza de la simple mujer que se sabe eso, no más.

Pensamos, dudamos, herimos, lastimamos, amamos... Una mujer, una mujer, una mujer que no es celestial... tantas son las referencias de lo que escribo, y mis palabras se funden con las de otros porque sé que yo no puedo decir nada aparte de lo que ya han dicho... ¿Cómo conjugar amores cobardes? A veces hay tranquilidad en decir palabras como riesgo o valentía. Amor de conjugar... ¿Qué quieres, Silvio? Que debajo de esa boa está la mujer con sombrero que se corrompe al centro del miedo... que por eso debe ser que la mujer de Klimt está corrompida y se cubre. Mujer innombrable -"te escribo para no nombrarte jamás", le dijo él alguna vez-. ¿"Apagas" el reloj? el reloj que nos avisa la hora de partir, la hora de dejar la cama vacía y volver a la realidad, después de la más bella conversación de silencios y los besos en todas partes y tu boca... Mira que me pierdo de nuevo de lo que estoy diciendo, y después me doy cuenta de que el sombrero parece cobardía en todas sus versiones...

No sé qué decir, será eso, que me doy cuenta de que en esas canciones de sombreros no está más que una historia de cobardía y tristeza, de frío como el que siento hoy en esta noche de lluvia, que pienso en nosotros, desnudos y erizados de frío, de miedo y temblor, de silencios y eso que dices y yo digo... y sólo yo le apuesto todo a la mujer...

Soy capaz ahora de algo más, soy capaz de voltear todo esto a mi favor y en favor de lo que para mí no es sólo mi género, no... es eso de Lilith y Eva de nuevo, quizás... es hablar de ella y de Adán también, porque el hombre en mi cabeza está tomando un lugar importante no por envidia sino por amor.En la pelea del favor y la discordia, en el temor del secreto amor... hay amor de laberintos más complicados que un sombrero, hay el amor cercano a Cristo... Y dime si acaso en esta ocasión no es todo muchísimo más personal y sin sentido que las últimas dos veces que te escribí.

Ahora se supone y nada más, yo también quisiera suponer que la cobardía no existió, que es un viejo cuento de dormir. Pero quedo yo... en medio de mí. Lo curioso del hasunto con las canciones de Silvio es que antes era ella quien se corrompía al centro del miedo y mira, ahora queda él en la soledad del abandono. Sabes que esos amores de sombrero son sólo un tipo, pero son... Amor que pretenden partir en dos. Amor de Eva -tan tremendo, tan alto, tan bello, tan sabio- amor a lo "femme fatal" -tan triste, tan solo, tan loco, tan todo, tan nada- pero, como Silvio, mi amor canta. Esta mujer simplemente canta. Habla. Yo simplemente escribo. Sabes que aquí -y espero que no sólo aquí- está cierto amor normal y básico...



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