En esta obra confluyen dos mundos que existen gracias a la creación de imágenes, el mundo del 
arte y el publicitario. El arte se ha encargado de registrar e imponer el ideal de belleza concebido 
por los poderes dominantes en los diferentes periodos de la historia, cosa que actualmente hace 
la publicidad. Desde mi postura como artista manipulo arbitrariamente la imagen (válido tanto en 
la publicidad como en el arte) para presentar una nueva realidad que en ocasiones puede 
parecer absurda y en otras no tanto, buscando develar ciertos gestos, poses, posturas y 
dinámicas impuestas por la imagen publicitaria, buscando ciertas intersecciones o "puntos de 
convergencia" con el mundo del arte, que es regido también por unas dinámicas comerciales, en 
donde la “obra de arte” aparte de ser un producto más, pasa a ser un objeto de culto y el artista 
tiende a convertirse en celebridad. La técnica empleada, me ha permitido crear una imagen 
ambigua y engañosa, que hace que el espectador se cuestione sobre su carácter pictórico y 
fotográfico, artístico y publicitario, pues esta siempre tambaleándose en ese punto de 
convergencia.