José Vega Ossorio
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BIOGRAFIA DE JOSE VEGA OSSORIO 1945 Nació en Mérida (Badajoz). Fue el mayor de nueve hermanos. En su familia no había ningún antecedente de dedicación a las Bellas Artes. Su padre era un propietario de fincas dedicado a la ganadería y aunque se había licenciado en Derecho, nunca ejerció como abogado. Su madre, como la mayoría de las mujeres de aquella época, se dedicaba a llevar la casa y a la educación de sus hijos. Su infancia transcurrió en el campo extremeño absorbiendo, como una esponja, la vida de la fauna y de la flora de aquellos maravillosos encinares. 1952. Tuvo que abandonar su vida en la dehesa para comenzar sus estudios, primero en un colegio de monjas en Mérida y posteriormente interno en el Colegio de San José de Villafranca de los Barros, regentado por los Jesuitas; pero estaba deseando que llegasen las vacaciones para volver a la finca, donde la vida campestre con su magia libre y soñadora impregnaba todos los poros de su piel y le permitía captar una información tan diferente a la que tiene el que nace y vive en una gran ciudad Desde muy temprana edad manifestó una gran afición por el dibujo y emborronaba libros y cuadernos con lápices de colores, por lo que se llevó más de una reprimenda por parte de las monjas del colegio 1959. Se trasladó con su familia a Madrid y continuó sus estudios en el Colegio Velazquez. En dicho centro tuvo como profesor de dibujo a Francisco García Abuja con quien congenió inmediatamente, manteniendo con él grandes conversaciones sobre los misterios del Arte. El Maestro se dio cuenta de las grandes posibilidades artísticas de José Vega Ossorio y convenció a su padre para darle clases particulares de dibujo y pintura en su estudio. Allí le enseñó la cocina de la pintura y su sólido y armonioso sentido del dibujo. 1964. Comenzó la carrera de Arquitectura por insistencia de su padre, aunque su intención hubiera sido estudiar Bellas Artes. A medida que transcurrió el tiempo se fue encontrando cada vez mas integrado en los ambientes artísticos del Madrid de su época y así asistió, con su maestro Abuja, a las tertulias del Café Gijón y conoció a los pintores más importantes de entonces: entre otros a Vazquez Díaz a Pancho Cossío a Pedro Bueno a Redondela, y a Martínez Novillo. Durante ese periodo comenzó a visitar de forma asidua el Museo del Prado, donde aprendía de los grandes maestros como Velazquez, Goya o Zurbarán y asimismo viajó a París, Holanda, Italia e Inglaterra para visitar los grandes museos europeos. Aunque trató de compaginar la pintura con sus estudios de arquitectura, no lo consiguió y terminó por dejar la carrera en un segundo plano y dedicarse de lleno a pintar. Se instaló en Roma para impregnarse del ambiente artístico de la Ciudad Eterna, teniendo que dedicarse a vender cuadros, bocetos y dibujos por las calles de la ciudad y en la FAO para poder subsistir. 1973. Se casó con Pilar Rodríguez. De su matrimonio tiene dos hijas Verónica y Elena. Comenzó una época de exposiciones: entre otras en la Galería Sumanca de Santander, en la Galería Thais de Lorca y en la Galería Terra de Castellón. Al mismo tiempo trabajó haciendo dibujos para las sucursales bancarias de Rumasa. Expuso en la Galería Tebas de Madrid y visitó la exposición Barjola, quien le animó a continuar en el difícil camino del Arte. 1980. Fue un año muy importante para José Vega Ossorio porque consiguió ganar el premio Blanco y Negro para pintores jóvenes, en aquellos momentos el certamen con mayor prestigio de todos los que se habían creado. El crítico de arte Mario Antolín escribió en relación con este premio lo siguiente: “el bodegón premiado en Blanco y Negro significaba en apariencia una clara ruptura con su etapa anterior, los colores se habían aclarado, difuminando los perfiles y todo el ámbito del cuadro se llenaba de luz en contraste con los fondos oscuros y el enérgico trazo de la etapa anterior” En ese año y a falta de dos asignaturas, se decidió a abandonar definitivamente la carrera de arquitectura y dedicarse de lleno a la pintura, la gran pasión de su vida. 1986. Tras seis años de trabajar muy duro y de ganar numerosos premios, decidió presentarse al premio BMW y lo ganó con un cuadro titulado “Composición”. Ganar este premio supuso la consagración definitiva de José Vega Ossorio, que decidió no volver a participar en ningún concurso o certamen pictórico. Los elogios de la crítica le abrieron al pintor las galerías más importantes, tanto nacionales como internacionales. En esa época expuso en Nueva York con gran éxito de crítica y público. Las exposiciones se sucedían una tras otra y tanto los grandes coleccionistas como los organismos oficiales reclamaban su obra. Se organizaron exposiciones en Lisboa y Córdoba, conjuntamente con los grandes pintores de aquel momento: Pedro Bueno, Hipólito Hidalgo de Caviedes, Francisco Lozano, Agustín Redondela, Agustín Ubeda y otros, también en León, en Sevilla, en Santander y en Madrid. Asimismo participó en ferias nacionales e internacionales.   1995. En ese año la Asamblea de Extremadura organizó en Mérida, su ciudad natal, una exposición retrospectiva de la obra de José Vega Ossorio, a la que asistió toda la clase política y artística de Extremadura. Dicha exposición fue visitada por los críticos más destacados del momento, que se desplazaron desde Madrid para ir a verla. Entre otros asistieron José Marín Medina, M.A. García Viñolas, José Luis Morales Marín, Antonio Cobos, Luis Caruncho y Mario Antolín.   2002. A lo largo de los años Vega Ossorio se fue convirtiendo en un artista consagrado, que ya no necesitaba demostrar su valía pues había conseguido los premios mas importantes de España y cada vez se fue refugiando más en su estudio en busca del silencio y la tranquilidad necesarios para seguir creando y madurando su obra. Con el paso del tiempo habían fallecido muchos de sus amigos pintores, escultores o críticos de arte, por lo que poco a poco fueron desapareciendo las tertulias, que duraban hasta la madrugada, así como los viajes y las visitas a la Galerías.   En la actualidad. José Vega sigue pintando, acompañado por sus perros. El bagaje cultural adquirido a lo largo de los años y su experiencia le han dado una sabiduría que le permite afrontar el reto de pintar cuadros de grandes dimensiones. No tiene vanidad. Su meta es conseguir que cada cuadro que pinta sea mejor que los anteriores y para lograrlo lleva a cabo una auténtica labor diaria de investigación, utilizando nuevos materiales y nuevas técnicas, así como depurando la cocina pictórica hasta conseguir que el cuadro sea como un milagro, con un dominio de la luz y del espacio y con una textura difíciles de superar. Es muy exigente consigo mismo y ello le lleva a romper sus cuadros y empezar de nuevo, una y otra vez, hasta estar plenamente satisfecho. Aun cuando los coleccionistas particulares y los organismos oficiales le reclaman la mayor parte de su obra, sigue haciendo alguna exposición individual y participando en exposiciones colectivas con pintores de su agrado.   La otra gran pasión de José Vega Ossorio, después de la pintura, es la caza que para él constituye un refugio y le permite seguir en contacto con el campo extremeño y esos paisajes que lleva tan dentro desde su infancia y que junto con los animales que los habitan han sido para él una permanente fuente de inspiración.   José Vega juega al tenis para mantenerse en forma, pues como decía Miguel Ángel para pintar grandes superficies es necesario tener una buena forma física.







La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas. Miguel Ángel Buonarroti

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