Las mujeres que pintan el Caribe en ARTVA 2025

23 de Diciembre del 2025 a las 19:54:55 0 Leído (5)

Valledupar, diciembre de 2025

Hay ciudades que se cuentan por sus ríos, por sus guerras o por sus presidentes. Valledupar se cuenta por sus mujeres que cantan, que bailan, que tejen, que pintan y que, sin pedir permiso, siguen sosteniendo el alma de un pueblo entero.
En medio del bullicio de ARTVA 2025, el encuentro que cada año reúne a creadores de todo el Caribe colombiano, hubo un día –o más bien, una corriente– que se sintió diferente: el día de las mujeres artistas. Y en el centro de esa corriente, como faro y como brújula, estuvo Yarime Lobo Baute.
No es casualidad. Yarime no llega a los espacios para ser invitada; llega para abrir puertas que otros ni siquiera habían visto cerradas. Organizó, convocó, curó y acompañó una exposición que no solo mostró obra, sino que contó una historia: la de las creadoras caribeñas que, durante décadas, han pintado mientras cocinaban, han esculpido mientras criaban, han escrito mientras el vallenato sonaba de fondo como banda sonora de la resistencia.

En sus propias palabras, publicadas en una columna reciente en El Pilón, Yarime escribe: “No se trata de competir con los hombres, sino de que el Caribe entero sepa que aquí también pintamos, también soñamos, también construimos mundos”. Y lo dice sin alzar la voz, pero con la certeza de quien sabe que la verdad no necesita gritar para ser escuchada.

Mientras el arte masculino del Caribe suele ser narrado en términos épicos –el acordeón, el verso, la guacherna–, el arte de las mujeres suele ser contado en voz baja: el bordado de una falda, el color que se escapa de un lienzo, la figura femenina que aparece una y otra vez como guardiana de la memoria. Yarime, con su pincel y su palabra, está cambiando la gramática de esa narración.

En ARTVA 2025 se vieron mosaicos que parecen pedazos de un mismo sueño colectivo, pinturas donde el realismo mágico se mezcla con la cotidianidad más cruda, fotografías que convierten en épica la mirada de una abuela wayúu, dibujos digitales que dialogan con Macondo sin pedirle permiso a nadie. Y en todos esos lenguajes, la huella de las mujeres que, como dice Yarime, “no piden un lugar en la mesa porque ellas mismas construyeron la casa”.

Quizá el mayor logro de esta exposición no fue la calidad de las obras –que fue altísima–, sino el gesto político que contiene: visibilizar, sin victimismos ni discursos grandilocuentes, que el Caribe no es solo una región de hombres que cantan al amor y a la muerte; también es una región de mujeres que pintan el amor y la muerte, y que lo hacen con la misma fuerza.

Mientras Valledupar se prepara para despedir el 2025, queda la certeza de que las mujeres artistas del Caribe no se van a ir con el año. Seguirán pintando, escribiendo, curando, abriendo puertas. Y seguirán teniendo, en figuras como Yarime Lobo, no una vocera, sino una compañera de camino.
Porque en este Caribe de acordeones y de versos, también hay pinceles. Y esos pinceles, cuando los empuñan ellas, escriben historia.
Yarime Lobo Baute lo sabe.

Y ahora, gracias a ARTVA 2025, lo sabemos todos.

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