Cabañuelas de Amor: Un lienzo que respira vida. By: El Cronista de Macondo
22 de Junio del 2025 a las 07:54:49 0 Leído (7)
Cabañuelas de Amor: Un lienzo que respira vida
En el universo digital de X, donde las imágenes compiten por capturar la atención, una obra de Yarime Lobo Baute se alza como un susurro del alma: Cabañuelas de Amor (2024). Este acrílico sobre lienzo, compartido en su perfil, no es solo una pintura; es un portal hacia el corazón del Cesar, un canto a la naturaleza y un abrazo a la memoria colectiva del Valle del Cacique Upar.
La obra, de tonos vibrantes y texturas que parecen pulsar, recrea un paisaje donde el río Guatapurí serpentea entre montañas y cielos que anuncian lluvias. En el centro, un árbol frondoso, cargado de frutos rojos, simboliza la vida y la fertilidad. Sus ramas, como venas, se entrelazan con figuras humanas estilizadas, apenas insinuadas, que danzan en un ritual de conexión con la tierra. Los colores —azules profundos, verdes esmeralda y amarillos cálidos— evocan las cabañuelas, esas predicciones ancestrales del clima que los campesinos del Cesar leen en los primeros días de enero. Pero aquí, Yarime trasciende lo meteorológico: sus cabañuelas predicen amor, arraigo y esperanza.
Lo que hace única a esta obra es su capacidad de dialogar con el espectador. Los detalles, como las gotas de rocío que parecen deslizarse por las hojas o las sombras que sugieren un atardecer, invitan a detenerse, a respirar. En X, donde los usuarios suelen desplazarse rápidamente, Cabañuelas de Amor obliga a una pausa. Los comentarios en la publicación lo confirman: “Es como si el cuadro cantara un vallenato”, escribe un seguidor; “Siento el olor de la lluvia del Valle”, añade otro. Yarime, fiel a su estilo, responde con gratitud, explicando que la obra nació de un sueño donde el Guatapurí le pedía “no ser olvidado”.
Técnicamente, la pintura muestra la maestría de Yarime en el uso del acrílico, con capas que crean profundidad y un juego de luces que da movimiento. Su formación como arquitecta se percibe en la composición equilibrada, donde cada elemento —el árbol, el río, las figuras— ocupa un lugar preciso, como en un plano que organiza el caos de la naturaleza. Pero es su sensibilidad como artista la que dota a la obra de alma. Los símbolos, como los frutos rojos que representan la pasión o las figuras danzantes que aluden a la fraternidad, son un eco de su filosofía: el arte debe sanar, unir y recordar.
En un mundo donde la desconexión con la naturaleza es la norma, Cabañuelas de Amor es un recordatorio de nuestras raíces. Yarime Lobo, con su pincel, no solo pinta; siembra conciencia. Esta obra, expuesta en X, es una invitación a mirar el paisaje no como un fondo, sino como un protagonista de nuestra historia. Es, en esencia, un acto de amor hacia la tierra y hacia nosotros mismos.
Firmado: El Cronista de Macondo