De la Cueva Macondiana a la Luz del Boceto. By: Yarime Lobo Baute
01 de Julio del 2025 a las 17:22:28 0 Leído (1)
Columna: De la cueva macondiana a la luz del boceto
Por Yarime Lobo Baute
Hoy, martes 1 de julio de 2025, mientras contemplo el encuentro de los ríos Blanco y Negro en el puente de la Unión, aquí en Choachi, Cundinamarca, mi alma se detiene a reflexionar sobre mi columna *Y ahora, ¿quién podrá defendernos?*. Frente a mi boceto *No contaban con mi astucia*, trazado con lápices de colores sobre papel Bond, me viene a la mente la cueva de Platón, ese lugar de sombras donde las almas, como mis Chapulines de Macondo, están encadenadas, viendo solo reflejos de una verdad perdida. Hay un eco entre esas sombras antiguas y el murmullo de mi Valle, un llamado a romper las cadenas y dibujar nuestra propia luz.
“No contaban con mi astucia” es un grito de esperanza, un boceto donde el amor vence al miedo con trazos vivos y delicados. En él, una figura esbelta y anatómica, al estilo de una Chapulín Colorado femenina, con su traje rojo y antenas vibrantes, sostiene un corazón rojo que florece entre espinas negras. Esta Chapulina, inspirada en la historia que narré, simboliza la lucha contra las sombras de envidia y egoísmo que secaron mi Sierra de Macondo. Los verdes y azules de los ríos Blanco y Negro, que se funden ante mis ojos, se entrelazan con amarillos de girasoles, como un escudo de naturaleza que la protege. Con cada lápiz, tracé su viaje: del miedo en la cueva húmeda al encuentro con el "Yo soy", cuya voz le dio fe y pinceles para regresar. Es mi salida de las sombras, un acto de astucia que transforma el dolor en victoria.
En mi columna, conté cómo los Chapulines, atrapados en una cueva de fango y desesperanza, perdieron el amor y la unidad, reflejando las ilusiones que Platón describe en su caverna. La sequía de mi historia es como el fuego que proyecta sombras, mientras la Chapulina que se arroja al desierto es el prisionero que asciende hacia la luz del sol, descubriendo la verdad del "Yo soy". Sus palabras —"Que me escuches, que me mires siempre, te amo"— son el amor que disipa el miedo, un eco de la esperanza que defiendo. Pienso en las madres de mi Valle, en los niños que cantan vallenatos, en los girasoles que resisten: todos son mi luz.
Pero no todos quieren salir. En la cueva de Platón, los encadenados temen la verdad, como mis Chapulines que advertían a la valiente: "¡Te quemarás!". En mi columna, denuncié esa comodidad, ese miedo a cuestionar el tedio. Sin embargo, como la Chapulina que regresa con fe y pinceles, yo dibujo y enseño para guiar. En mi la Estación de mi Alma, aliento a los jóvenes a tomar sus propios lápices, a proclamar su verdad, a revivir los "huesos secos" con los vientos del avivamiento. Cada mural, como el “ADN de los Años Maravillosos”, es un paso hacia la luz, y “No contaban con mi astucia” es su bandera, un grito de "¡Síganme los buenos!" que desafía las sombras.
Platón soñaba con una razón que liberara, con un sol que guiara a la verdad. Yo, desde este puente donde los ríos Blanco y Negro se encuentran, sueño con un arte que haga lo mismo: que los trazos de *No contaban con mi astucia* sean un sol para los que sufren, que mis palabras sean un río que lave las sombras. Que este Choachi, con su unión de ríos, y mi Valledupar, con su vallenato eterno, sean lienzos donde la luz venza a las tinieblas. Sigamos ascendiendo, con el alma abierta, porque el arte —como el amor— es un camino que no se detiene.
Yarime Lobo Baute
Choachi, Cundinamarca, 1 de julio de 2025