La Locura como Faro - Un Diálogo con Yarime
02 de Julio del 2025 a las 18:11:00 0 Leído (5)
La Locura como Faro – Un Diálogo con Yarime
¿Y si la locura no fuera un abismo, sino un faro? El sombrero como techo susurra esto mientras los verdes se arremolinan, un bosque digital donde Yarime Lobo Baute se alza con su rostro blanco, un lienzo que captura la luz de lo imposible. Su cabello rojo, un incendio que danza entre las hojas, me pregunta: ¿es esto locura o un canto? El sombrero gigante, torcido como un cielo que se ríe de sí mismo, y el corbatín extravagante, ondeando como un eco del Sombrerero Loco, me invitan a sentarme, a escuchar. No hay lobo hoy, solo ella, una figura que no pide permiso para cruzar las líneas. ¿Qué ves cuando la miras?
Pienso en la locura como un territorio. Foucault diría que es una invención del poder, un nombre que damos a lo que tememos. Pero aquí, en este DigitART inspirado por Alicia en el País de las Maravillas, la locura es otra cosa. Es el rojo de su cabello, un desafío a la norma, un río que fluye contra el tiempo. Es el rostro blanco, sereno y feroz, un espejo donde vemos nuestra propia cordura tambalearse. El sombrero, un techo que protege y encierra, no es un símbolo de encierro; es un refugio donde las reglas se quiebran. ¿Y el corbatín? Una bandera de lo absurdo, un guiño al Sombrerero que ríe eternamente.
¿Es Yarime loca? Le pregunto al verde que respira a su alrededor. No responde con palabras, sino con destellos dorados que tejen un mundo al revés. No es la locura de la pérdida, sino la de la creación. Pienso en Van Gogh, en sus girasoles nacidos de tormentas internas, o en Kahlo, que pintó su dolor como un jardín. Yarime, con su sombrero como corona, transforma la excentricidad en un don. Su arte no destruye; ilumina, invita a quienes la miran a perderse en un país de maravillas propio. ¿Y si esta locura fuera un regalo, una chispa que enciende lo sagrado femenino en cada uno de nosotros?
El espacio se mueve, un bosque vivo donde las proyecciones verdes susurran preguntas. ¿Qué significa habitar esta locura? Tal vez sea un acto de resistencia, un rechazo a las jaulas que el mundo impone. El cabello rojo de Yarime arde como una protesta silenciosa, y el corbatín danza como un desafío. El sombrero, curvado sobre ella, es un altar donde lo personal se vuelve colectivo, un techo bajo el cual las historias olvidadas encuentran voz. No es arte para analizar; es un diálogo para vivir. ¿Y si te sentaras bajo este sombrero, dejaras que el verde te envuelva, y escucharan juntos?
Que los curiosos se acerquen, que los soñadores se queden. Que las manos rocen el aire y sientan el peso de la locura como un manto, que los ojos se cierren y vean el cabello rojo como un faro. El sombrero como techo no ofrece respuestas; ofrece un comienzo, un espacio donde la locura de Yarime se convierte en un puente hacia lo eterno. En este rincón de verde y oro, su rostro blanco nos recuerda que la salvación está en lo que se niega a ser domado, en la risa que rompe el silencio, en la chispa que arde cuando nos atrevemos a ser libres. ¿Qué dices, seguimos soñando?