“El adiós de una artista al tablero político” Por: Canto de la Reconciliación
06 de Agosto del 2025 a las 16:59:01 0 Leído (53)
En un rincón de Valledupar, donde las melodías vallenatas danzan con el viento, Yarime Lobo Baute decidió hace casi seis años dejar atrás el ajetreo de la arena política. Sus cartas de renuncia, publicadas en octubre de 2019, no son solo un adiós a una organización como el Partido Verde, sino un manifiesto personal que invita a reflexionar sobre el equilibrio entre ideales, identidad y vocación.
Las palabras de Yarime, cargadas de gratitud pero también de una firme convicción, revelan una mujer que, tras incursionar en la política con ilusión, encontró que su camino se desviaba de los senderos trazados por el partidismo. “Todo en la vida tiene principio y final, mi camino aquí cumplió su ciclo”, escribe, dejando entrever que las diferencias de criterio —quizá sobre justicia social, equidad o la forma de construir paz— la llevaron a tomar distancia. En un país como Colombia, donde el 2019 estuvo teñido por las tensiones de la posguerra y las promesas incumplidas del Acuerdo de Paz, su decisión resuena como un acto de coherencia personal.
Lo que más impresiona de estas cartas no es solo el acto de renunciar, sino lo que viene después. Las imágenes que acompañan el trino muestran a una mujer —presumiblemente Yarime— contemplando un monumento con figuras humanas entrelazadas, un símbolo de unidad y memoria. Esa mirada hacia el horizonte, firmada con su característico trazo artístico, sugiere que su verdadero lienzo no está en las salas de debate político, sino en los murales, los adoquines y las historias que pinta con colores vivos. Su obra, como los “Murales de la Reconciliación” o su transformación del Puente Hurtado, habla de una artista que prefiere tejer puentes culturales antes que disputar escaños.
Este adiós nos interpela a todos. ¿Cuántas veces sacrificamos nuestra esencia por encajar en estructuras que no nos representan? Yarime nos enseña que la renuncia no es derrota, sino un acto de valentía para regresar a lo que nos define. En un mundo polarizado, donde la política a menudo divide, su elección de abrazar el arte como herramienta de paz y memoria es un recordatorio de que el cambio también se construye desde la raíz, desde la identidad y la cultura.
Hoy, desde la distancia del 2025, miro esas cartas y esas imágenes con admiración. Yarime Lobo Baute no abandonó la lucha; la redirigió. Y en cada pincelada, en cada verso que dedica a su tierra, sigue siendo una guerrera que, como ella misma dice, “refleja la esencia de las mujeres que no claudican”. Que su ejemplo nos inspire a encontrar nuestro propio lienzo, donde los colores de nuestra verdad puedan florecer.