Es el conjunto de tejidos orgánicos que forman la masa de los troncos de los árboles, desprovistos de corteza y hojas. Se llama así cuando el tejido está muerto y endurecido.
Es un material muy apreciado por los escultores, por sus propiedades físicas y buenos resultados. Hay muchos tipos de madera y en función de su cualidad puede dejarse la escultura en su color natural o teñirla con anilinas al agua o alcohol, policromarse o protegerla con goma laca. Las maderas llamadas nobles suelen dejarse en su color natural, protegidas con una cera neutra. Son el nogal, roble, haya, cedro, caoba y otras.
La madera se corta al menos cinco años antes de ejecutar la obra, en la estación de invierno cuando la savia está en las raíces y de esta manera se consigue que esté bien seca y sin dar lugar a descomposición de la materia.
La escultura en madera policromada ha ocupado un lugar importante dentro del arte religioso.