Análisis Curatorial: “La Casa en el Aire” de Yarime Lobo Baute
(Inspirada en el estilo de Okwui Enwezor y Hans Ulrich Obrist)
En el vasto tapiz de la práctica artística contemporánea, “La Casa en el Aire” de Yarime Lobo Baute emerge como un gesto poético y subversivo, una meditación sobre la memoria, el lugar y la transitoriedad, inscrita en los pisos del Puente Hurtado en Valledupar, Colombia. Realizada en 2018 como parte de la serie Destápate con Música y Leyendas, esta obra en mosaico, de modestas pero potentes dimensiones de 1 metro por 1 metro, reconfigura el espacio público como un archivo vivo de narrativas culturales. Inspirándome en las metodologías curatoriales que privilegian la intersección de lo local y lo global, esta pieza invita a una lectura que trasciende lo visual para interpelar las estructuras de poder, la identidad y el sonido.
El mosaico, ejecutado con tesserae de cerámica, despliega una paleta que danza entre lo onírico y lo terrenal: azules profundos que evocan un cielo infinito, amarillos y naranjas que sugieren el calor del hogar, y curvas espirales que parecen desvanecerse en el aire. La casa estilizada, con su tejado rojo y mariposas flotantes, se alza como un símbolo de refugio y fuga, mientras que los círculos blancos y las formas orgánicas desafían la bidimensionalidad, proponiendo una arquitectura suspendida entre la realidad y la leyenda. Esta tensión entre lo estático y lo efímero resuena con las exploraciones de artistas como Tino Sehgal, donde el espacio se convierte en un escenario de memoria colectiva.
Ubicada en los pisos del Puente Hurtado, “La Casa en el Aire” transforma la experiencia del transeúnte en un acto performativo, donde el caminar se convierte en un ritual de escucha y contemplación. Como parte de Destápate con Música y Leyendas, la obra entrelaza la música vallenata con mitos locales, sugiriendo que el puente no es solo una estructura funcional, sino un portal hacia narrativas olvidadas. La maestría de Lobo en el mosaico —su capacidad para modular luz y textura— evoca las instalaciones site-specific de Doris Salcedo, donde el material se carga de historia y resistencia.
Realizada en 2018, esta pieza de 1 x 1 metro encapsula la ambición de Yarime Lobo de redefinir el arte público como un espacio de diálogo intercultural. “La Casa en el Aire” no solo adorna; interpela, invita a cuestionar los límites entre lo doméstico y lo utópico, consolidándose como un testimonio de la vitalidad del arte latinoamericano en el siglo XXI.